La irrupción del coche conectado trajo una enorme lista de beneficios en materia de confort y seguridad, pero también de preocupaciones relacionadas con la seguridad de los datos y la privacidad de sus usuarios. Fabricantes y autoridades han querido tranquilizar al consumidor con leyes y promesas, pero el último escándalo que salpica a Volkswagen demuestra la fragilidad manifiesta del software y los servicios de estos automóviles.