Para bien o para mal, nos hemos hecho muy dependientes de que las cosas
vayan bien en internet para poder disfrutar plenamente de nuestros
videojuegos. Damos por asumido que todo siempre funcionará
perfectamente, al igual que tener electricidad o agua, pero es cuando
los perdemos es cuando nos damos realmente cuenta de los lujos que
tenemos por descontados. Lo hemos visto recientemente, cuando una caída prolongada de PlayStation Network dejó a muchos jugadores sin poder descargar títulos o jugar online. El riesgo está ahí, aunque en el caso de Valve, parece que Steam está hecho de otra pasta, tal y como demuestra el último gran intento de echarla abajo.